Playas infinitas por las que pasear, calas escondidas, pueblos blancos que aparecen como un espejismo en mitad de la montaña, sitios históricos con siglos de cultura, tardes de compras, noches de cócteles junto al mar, temperaturas agradables todo el año y gente alegre y acogedora que te hace sentir como en casa. Estos son los ingredientes principales de esta zona de Andalucía en la que la montaña y el Mediterráneo se combinan para crear paisajes idílicos.